Morelia- Guardiana de la historia tanto nacional como la individual, Morelia continúa maravillando a propios y extraños con la belleza de su arquitectura, y sus edificios, son los testigos silenciosos de encuentros, despedidas, alegrías y tristezas.
Cada rincón que resguarda la Antigua Valladolid, desde la Avenida Madero, San Nicolás, la Cerrada de San Agustín, Las Rosas, Las Tarascas, y Villalongín, son testigos mudos de momentos que se han guardado en los libros, y en los corazones de la ciudadanía.
Y así lo vive Javier López, de 60 años, quien actualmente disfruta de la Plaza Vilallongín al lado de su fiel lomito Liam, a quien lleva a que se relaje, juegue en el pasto y con otros perros.
Desde una salida con la familia, el jugar a esconderse de los papás entre los arcos o árboles, alimentar a las palomas, pasear con la mascota, recorrer las plazas que se localizan a un costado de Catedral, esa espera impaciente por ver llegar a la pareja a una de las bancas donde se aguarda, son las historias que se han entretejido entre los michoacanos.
“Yo vengo a convivir con mis amigos cuando salgo de la Universidad, o en las noches voy a alguna de las plazas a pasear, o a convivir con mi familia también”, comentó Saraí Sixtos de 19 años.
Morelia es un álbum de fotografías en blanco y negro, y a color, resguardado en el corazón que se abre de repente con la llave de un olor, un sonido, una risa, un sabor o un momento que salta a la mente cuando se pasa por el mismo lugar y te hace viajar a través del tiempo para recordar esa historia que ha marcado la vida nacional o individual.